Aquéllos extranjeros del 8.

Un día llegaron esos extranjeros, creo que, esta vez, sólo son tres, no creemos que les falte nada, son felices, pero solo son tres.
A veces oímos que los niños cantan acompañados de una guitarra, a veces los vemos entrar con papeles y pinturas, plastilina y esas cosas. Muchas ocasiones suben las escaleras con ojos puestos en un libro. Siempre nos saludan con una sonrisa.
Se parecen a su padre, es un profesor, parece francés, al menos lo habla.
Los niños tienen ojos grandes y la niña es muy bonita, el tiene chinitos.
No sabemos bien de donde vienen, pero es seguro que no son de aquí, esos nuevos parecen experimentar nuevas cosas aquí.
Este es el diario de nuestra crisis, el testigo de nuestra evolución personal.

viernes, 18 de febrero de 2011

La torre de libros olvidados.

Me sentía tonto, observando como caía mi insignificante torre de libros, como mientras la gravedad hacía su trabajo,yo luchaba por mantenerme en pie.
Y viendo mi torre de libros marcados yo cambiaba a un nuevo ser, total y desafiantemente ausente hacia los demás.
Al final ¿Qué importa si a ellos no les interesa mi torre de libros marginados? Yo conozco su sabiduría, crítica y reflexión, conozco sus caminos audaces como quisiera yo ser y conozco sus verdades atónitas ante las acusaciones de falsedad en su contra.
Al final¿Qué importa si para ellos son libros olvidados?
Estos son los libros, la torre ordenadamente desordenada, de libros iluminados.

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