Aquéllos extranjeros del 8.

Un día llegaron esos extranjeros, creo que, esta vez, sólo son tres, no creemos que les falte nada, son felices, pero solo son tres.
A veces oímos que los niños cantan acompañados de una guitarra, a veces los vemos entrar con papeles y pinturas, plastilina y esas cosas. Muchas ocasiones suben las escaleras con ojos puestos en un libro. Siempre nos saludan con una sonrisa.
Se parecen a su padre, es un profesor, parece francés, al menos lo habla.
Los niños tienen ojos grandes y la niña es muy bonita, el tiene chinitos.
No sabemos bien de donde vienen, pero es seguro que no son de aquí, esos nuevos parecen experimentar nuevas cosas aquí.
Este es el diario de nuestra crisis, el testigo de nuestra evolución personal.

lunes, 23 de agosto de 2010

Amor?

El mundo ya tiene tanta agrecion ,que la gente ha empezado a creer que no existe el amor... Es algo que viene rondandoo en mi mente desde hac euna semana...
Tal vez sea demaciado soñadora


Mena**

domingo, 22 de agosto de 2010

Quiza...



Como callarnos cuando las palabras no sobraban, o decir cosas cuando los arboles escuchaban.
Como decirte que te extrañe cuando en verdad la lejanía me hacia olvidarte. Como cuando intentamos no besar nuestros labios, no mirar nuestros errores, & tocar por encima de las ropas, las verdades por callar. Quizá los kilómetros nunca sean suficientes, ni las nubes, o los días, tal vez lo que nos falta es la cercanía.

A veces sueño una nueva casualidad, que se desliza por mis manos, y cuando la observo, tan solo me da un poco de aquella esperanza que el tiempo me ha ido arrebatando. Y todo es como papel mojado, frágil, efímero, y cuando no me atrevo a acariciar las palabras por miedo a que se borren, a que te borres.

Como pedirte que vuelvas, quitando polvo y telarañas, que dejes todo reluciente como antes. Como cuando dejábamos los problemas bajo el agua de la bañera, y nos dedicábamos a observarnos ajenos a la realidad.

 Quizá un sueño, otro acertijo o los pasatiempos que vienen en la ultima sección del periódico, tengan por respuesta tu nombre.

A veces imagino que un olor conocido despertara mis recuerdos, y le sonrío, y tan solo me devuelve un ojalá. Pero la tierra sigue girando, y mis sueños no paran, así que solo me queda caminar un rato bajo la lluvia hasta que el alba vuelva a aparecer.


Mena**

sábado, 21 de agosto de 2010


Ya estoy arta de los finales alternativos, de los sueños que no quieres que acaben & terminan al despertar, de las moscas que no encuentran la ventana & rondan por la habitación…
Quiero Puntos Finales & también historias que empiecen con mayúscula

Mena**

jueves, 19 de agosto de 2010

MERLÍN


Antes de morir veo una moneda más grande de lo normal, vieja, plateada y brillante.


Estoy tendido en el suelo, muriendo. Una bala atraviesa mi corazón, volteo y ahí esta, apuntándome con su arma, estoy ahora corriendo por mi vida, empiezo a correr. Lo reconozco. El hombre se me hace conocido. Ese hombre es raro. Veo a un hombre. Voy al mercado en la mañana, me despierto. Duermo. Le doy las buenas noches. Extrañaba esa cama. Veo una cama. Entro al cuarto. Acabo de comer. Se ve muy feliz de verme. Trae unos platos que huelen deliciosos. Pasan unos minutos. Entra a la cocina. Voy a la sala de estar. Salgo del baño. Me doy una ducha. Entro al baño. Le digo que solo quiero una ducha. Pasan unos minutos. Se me queda viendo. Abre la puerta. Subo un escalón, otro, otro, otro. Me dirijo a la entrada. Salgo del auto. Apago el motor. Estaciono. Conduzco, conduzco. Guardo el teléfono. Cuelgo la llamada. Me despido. Le explico lo que paso. Le detallo la redada. La saludo. Me contesta. La llamo. Marco su número. Saco el teléfono. Conduzco. Conduzco. Conduzco. Arranco el motor. Me meto al auto. El auto esta afuera. Han pasado unas 15 horas desde la redada. Salgo y veo la noche. Me empujan a la salida. Me llevan. Me sacan del cuarto. El les dice que me saquen. Me asegura que me mantendrán vigilado, que estaré a salvo. Me dice que pasó mientras estuve inconsciente. Me dice su nombre. No se ve de confiar. Entra un hombre. Despierto de golpe. Siento un liquido frio en mi cara, escurriendo.


Estoy inconsciente. Disparos. Sangre.


Estoy despierto. Le digo que tenemos un contrato. Habla sobre contrabandeo y trata de blancas. Estoy hablando con el que me trajo al bar. Nos sentamos. Ella se ve como si la hubiesen matado y luego la hubieran traído a la vida. Esta con el una muchacha.


Me desmayo. Golpes secos. Disparos. El bar. Luces. El bar.


El bar. Estoy hablando con el que me trajo al bar. Salgo corriendo del bar. Dejo al tipo ese. Alcanzo a oír las sirenas y veo los carros de la policía estacionándose. Sacan a todos. El tipo está muerto.


Un hombre de piel morena con arrugas en los ojos y ojeras, canoso, con pelo a los hombros. Flaco, con labios gruesos pero secos, tiene una nariz ancha. Tiene manchas en las mejillas. Usa una chaqueta marrón gastada, sus uñas son largas. Tiene puestos unos pantalones sucios y rasgados. Noto un brillo plateado interesante en su mano cerrada en un puño. Con una voz poderosa y penetrante me dice:






“Bien hecho, no me vuelvas a tentar…