Aquéllos extranjeros del 8.

Un día llegaron esos extranjeros, creo que, esta vez, sólo son tres, no creemos que les falte nada, son felices, pero solo son tres.
A veces oímos que los niños cantan acompañados de una guitarra, a veces los vemos entrar con papeles y pinturas, plastilina y esas cosas. Muchas ocasiones suben las escaleras con ojos puestos en un libro. Siempre nos saludan con una sonrisa.
Se parecen a su padre, es un profesor, parece francés, al menos lo habla.
Los niños tienen ojos grandes y la niña es muy bonita, el tiene chinitos.
No sabemos bien de donde vienen, pero es seguro que no son de aquí, esos nuevos parecen experimentar nuevas cosas aquí.
Este es el diario de nuestra crisis, el testigo de nuestra evolución personal.

lunes, 12 de julio de 2010

Amantes impropios


Te palpo entre las nubes de mi pensamiento, como aquellas burbujas de los viejos comics, como aquellos sueños que parecen tan reales que piensas que hasta podrías tomarlos y guardarlos en las gavetas de tu alcoba…



Te siento como si fueras un algodón de azúcar, dulce, cálido, tierno, pero que de un segundo a otro se vuelve nada…



Te veo incorrecto, no como en los cuentos de hadas, no vienes de azul, no vienes de colores, eres como una vieja película muda, con aquellas rayas visibles, cómplices de que el royo de la película se ha rayado…



Te veo a la luz del sol, con los cabellos tratando de escapar con el viento, con aquellos ojos soñadores, aquellos que demuestran que te gusta comerte la vida a cucharadas, como un buen helado de pistache, con tu sonrisa imperfecta, nada comparable con la blancura de la nieve, ni con la formidable negrura de el carbón, aquella "la única" [la mía], la que iluminara, mis días, mis tardes, la que encontrare a la mitad de la noche cuando duerma, cuando protejas mis sueños, y cuides que no se escapen por los huecos de nuestra ventana, observo tus manos, el anhelo incansable de mi piel, oigo tu voz que corre como eco los vacios de mi corazón, irrumpe como ola entre los recovecos de mis deseos.



Me pierdo en mi mundo, en nuestro mundo, miro nuestras manos entrelazadas y me permito imaginar todos los planes que te guardo, ver amanecer, ver la lluvia caer, sentirnos a oscuras, mirar las estrellas & desear…



Desear dejar de ser el uno para el otro, dejar de pensar en las mitades enteras, y en los corazones complementarios, pensarnos únicos, dueños de nuestros silencios, dueños de nuestras sonrisas, de aquellas miradas cómplices que se pierden entre la cotidianidad, dueños de nuestros momentos, dueños de nuestros corazones desenfrenados, amantes impropios que se miran tras las ventanas en el invierno, soñadores que por las noches se escapan a escalar azoteas ajenas, tan solo para observar como es que los otros ven amanecer…



& asi recuerdo a aquella niña solitaria, que a diario vivía en su mundo imaginario, & esperaba que el príncipe azul llegara algún día [ o más bien el príncipe morado, según ella creía], ahora puedo voltear atrás & decirle, que aun lo sigo imaginando… <3

MENA**

1 comentario:

garé dijo...

aveces por esperar al principe azul no ves que hay muchos otros de muchos colores q podrían ser buenos para tí!
busca más colores y encontraras cosas interesante! ya lo verás!