Aquéllos extranjeros del 8.

Un día llegaron esos extranjeros, creo que, esta vez, sólo son tres, no creemos que les falte nada, son felices, pero solo son tres.
A veces oímos que los niños cantan acompañados de una guitarra, a veces los vemos entrar con papeles y pinturas, plastilina y esas cosas. Muchas ocasiones suben las escaleras con ojos puestos en un libro. Siempre nos saludan con una sonrisa.
Se parecen a su padre, es un profesor, parece francés, al menos lo habla.
Los niños tienen ojos grandes y la niña es muy bonita, el tiene chinitos.
No sabemos bien de donde vienen, pero es seguro que no son de aquí, esos nuevos parecen experimentar nuevas cosas aquí.
Este es el diario de nuestra crisis, el testigo de nuestra evolución personal.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Perdí mis Lunares



Perdí mis lunares…


Y así es como vivo en mi realidad utópica,


Sigo el camino,


Mi camino,


El que voy creando,


El  que mis pies descalzos y mis uñas de colores,


Van trazando…


Busco mis lunares, se me perdieron hace mucho, en el bus, la ducha, talvez en las nubes o en una mariposa, en mi puzzle preferido (Que no me canso de armar), en la llantas de una bici, o en orilla de la ventana (Donde te trataba de imaginar), en el cordón de mi zapato, en las huellas de mi mano, en la sombra de mi sombra, en mis sueños de tus sueños que son todo y a la vez nada…



1 comentario:

Anónimo dijo...

...basta con respirar y mirarse con mucho detenimiento para volverlos a encontrar, tan tuyos, tan atípicos, tan originales, tan bellos...M*