Aquéllos extranjeros del 8.

Un día llegaron esos extranjeros, creo que, esta vez, sólo son tres, no creemos que les falte nada, son felices, pero solo son tres.
A veces oímos que los niños cantan acompañados de una guitarra, a veces los vemos entrar con papeles y pinturas, plastilina y esas cosas. Muchas ocasiones suben las escaleras con ojos puestos en un libro. Siempre nos saludan con una sonrisa.
Se parecen a su padre, es un profesor, parece francés, al menos lo habla.
Los niños tienen ojos grandes y la niña es muy bonita, el tiene chinitos.
No sabemos bien de donde vienen, pero es seguro que no son de aquí, esos nuevos parecen experimentar nuevas cosas aquí.
Este es el diario de nuestra crisis, el testigo de nuestra evolución personal.

lunes, 22 de febrero de 2010

Carta de un Amigo

Queremos con gran respeto, pero sobre todo admiración, compartir este comentario, que nos mando un muy cercano amigo, al que apreciamos mas de lo que el se puede imaginar...


Mena y Frank**


Mena y Frank,



Felicidades por crear. No me extraña el suceso, he espiado su vida escuchando su narración, me anima la forma acorde a sus tiempos.


Inicio mi comentario para Ustedes con una “coma”, signo amante de los espacios e inmaculados lapsos, común vecino de sus fantasías dibujadas entre las muchas páginas que les vi leer - desde que los recuerdo - allá están los días de la fauna fantástica, del acopio de personajes y de su pasión, transformada. Y si, justo así son, entre el dato duro de la ciencia y la total entrega de la emoción poética que por irreflexiva suele ser intensa y viva.


Abrir espacios para ser visto es prontitud de honestidad mezclada con autoestima, pócima incandescente que corre el riesgo de fenecer en olvido disfrazado de ocupaciones impuestas o diálogos sordos enmohecidos por el ego acartonado. De nuevo el lapso bicéfalo. Ahí el reto.


Ahora el entrepiso … estos jóvenes habitantes de un planeta viejo y generoso que se disfrazaron de habitantes de un país extranjero utilizaron el más complicado de los pasaportes, el de autores; ¿habrán tenido la conciencia de la responsabilidad que esto representa? Quienes ejercemos dicha paternidad admitimos sin sentido de réplica que nuestros textos dejan de serlo en cuanto quien los lee los consume; al mismo tiempo que renuncias a ti mismo. Se escribe desde ti, para los demás. Pero hay más, quienes generacionalmente nacimos entre el papel y la tinta y ejercemos la no renuncia a este medio de expresión, aún tenemos al lento tiempo como nuestro cómplice, pero, estos nuevos intelectuales han renunciado a ello. Claro, poseen otras capacidades.


Pues ahí esta inaugurada la ciudadanía en el país que será habitado en otra dimensión. Sus lectores animosos estaremos simplemente expectantes.


Desde mi corazón, Huggo Córdova.

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