Hace algún tiempo platicando con mi mejor amiga, mi hermana, ( a la que yo llame “mi compañera de sueños), descubrimos que teníamos ciertas adiciones un tanto utópicas, y fuera de lo normal; no eran aquellas que ves en el mundo terrenal, no fumábamos, no bebíamos, incluso nos parecía absurda, y debo decir poco atractiva la idea de consumir cualquier tipo de droga; pero lo vuelvo a repetir no el tipo de drogas “comunes”.
Nos confesamos adictas, a los libros, o al olor de un buen café por la mañana, a aquellas películas con mensajes simples, banales, pero aun así pesados, a todos los sonidos y a la música (mi madre no lo podrá negar), incluso nos confesamos adictas a observar, a criticar, y raro pero cierto a la Diferencia…
Y entre todo ese divagar de ideas, descubrimos, que éramos adictas al metro…
Siempre dije que llegaría el día en que podría contar mi vida a partir de las estaciones del metro, describir todo como la tripulante de mi propio vagón, de vagones ajenos, de destinos diferentes y al mismo tiempo, iguales…
Debo confesar que soy una adicta al Metro así como el Chavo del 8 decía que “Hot-Cakenomano” era aquel que basaba su dieta en Hot-cakes, y así como los adictos a la heroína son llamados heroinómanos, me llamare una Metroinómana, y esta es mi historia…
Cuando el Metro, se volvió una parte común en mi vida, era necesario hallarle algún sentido a aquel suceso, no solo la tarea para la cual fue diseñado, este lugar que en realidad es de nadie, donde compartes hasta los mas raros hábitos con entes totalmente desconocidos
Un lugar compartido, de nadie, y a la vez de todos…
Como todo ser humano cuando alguna situación te sobrepasa, te metes en aquella coraza, tan única y diferente en cada quien, en ese mundo del que solo tu eres dueño, para mi el metro se volvió “Mi propio mundo”…
Y así es que cuando estaba ay me distraía, inventando historias ajenas, descubriendo aquellas manías, o sonriéndole a quien me hacia sonreír. Se volvió Mi mundo sin serlo ( un habitante extranjero) a veces me servia para pensar, otras para guardar aquel silencio tan necesario sin que nadie me interrumpiera, y algunas veces sucedía algo extraordinario…
El ambiente se volvía mágico, con alguna risa, alguna platica que todos oíamos por inercia, o aquellos cantantes anónimos que simplemente “ Me hacían el día” con un alinda canción…
Hoy al lado mió iba un niño, de dos años, cantando… su melodía sigue aun en mi cabeza…
Tomas huhuhu
Tomas huhuhu
Tomas… que feo estas…
Tu a que eres adicto?
MENA*